Neuropedagogía y activación de la glándula pineal
En algunos fósiles prehistóricos de lagartos se ha encontrado un orificio en la zona superior del cráneo que posiblemente debió corresponder a lo que podríamos denominar un tercer ojo que ofrecería una ventaja importante para detectar posibles depredadores alados; conquistar la tierra con un ojo mirando al cielo debió ser fundamental, en cualquier caso desde los peces a los mamíferos este tercer ojo se encuentra presente.
En el avance evolutivo de las especies si un órgano deja de desarrollar su función acaba desapareciendo o bien adaptando sus funciones a la nueva situación evolutiva, fue así como un tercer ojo operativo como tal, pasó a ser una glándula plenamente funcional en el nuevo escenario evolutivo. En el hombre la glándula pineal o epífisis, se encuentra en el encéfalo y es una reconversión del primitivo tercer ojo en un proceso de adaptación, de reconversión, pero sin dejar de tener relación con la luz pues se encarga de regular los niveles hormonales según la luz exterior, incluso se encuentra unida a las vías visuales de forma que está directamente relacionada con la retina. Cuando hay menos luz es la pineal la principal encargada de producir melatonina que participa en muchos procesos celulares también neuroendocrinos y neurofisiológicos, como por ejemplo controlar los ciclos del sueño, es decir, a menor luz más sueño. La glándula pineal es también la responsable de producir la serotonina que se ha dado en llamar la hormona del humor e incluso de la felicidad, es la encargada de enviar al organismo el mensaje de dinamismo de actividad. La cantidad de luz modula la serotonina cerebral, y se ha demostrado que en el invierno bajos niveles de la misma son los responsables de las depresiones estacionales. Así un paso readaptativo de ojo a glándula que aún y siendo importantísimo física, espacial, estructural y metabólicamente, el resultado final sigue vinculando, la epífisis, con la luz y sus implicaciones para la vida, de ser una puerta de entrada de la luz natural, un tercer ojo al inicio, a regular los ciclos que esta provoca en la actividad del ser humano.
En la base de la glándula pineal confluyen, procedentes de las capas ópticas, las fibras ópticas que desde ese lugar se diseminan por el cerebro, la glándula epífisis se encuentra directamente comprometida con las vías neuronales tanto es así que en los vertebrados inferiores su aspecto se asemeja a un ojo con un cristalino por su parte exterior y un humor vítreo en la interior que guarda grandes semejanzas con la retina y que además tiene células fotosensibles. No es pues descabellado decir que en lo más profundo de nuestro cerebro tenemos un ancestral ojo que vio pero que ahora no ve, aunque se encuentre conectado con toda la estructura que implica la visión, en definitiva la pineal, el ojo interior, sigue estrechamente relacionado con la luz.
Todas las tradiciones han relacionado las experiencias místicas profundas con una luz interior deslumbrante tras un ascenso por unos centros energéticos que el judaísmo llama sefirot y la tradición ayurvédica chakras que culmina en el extremo superior del cráneo anatómicamente el lugar de la pineal. Herófilo, un médico griego del siglo III a.C., fue el primero que habló de la glándula pineal cuyo nombre tiene como raíz pineus, es decir pino.
La epífisis se aprecia en el feto a los cuarenta y nueve días, siete semanas, justo en el momento en que puede empezar a distinguirse el género que hasta ese momento es indeterminado. La glándula pineal está situada en lugar muy especial, muy próxima a los canales del líquido cefalorraquídeo lo que hace que sus secreciones lleguen rápida y eficazmente a todos los lugares del cerebro, y además se encuentra justo al lado de los colículos visuales y auditivos que amplifican las informaciones de los sentidos que los acaban interpretando. Es decir, que las estimulaciones eléctricas y químicas procedentes de los ojos y los oídos pasan por los colículos, la glándula pineal queda encima de ellos y solo un finísimo canal del líquido cefalorraquídeo los separa, por lo tanto cualquier sustancia segregada por la glándula pineal llega a ellos inmediatamente, por si fuera poco el lugar de privilegio que ocupa esta rodeado por el cerebro límbico o emocional del que luego hablaremos.
Activación del glándula pineal o epífisis y consciencia extendida
La epífisis siempre ha estado rodeada de cierta atmosfera de misticismo y no es de extrañar, pues la inversión de pasar a ser una ventana al mundo a convertirse en el árbitro de la luz y sus ciclos y probablemente a ser participe de una especie de cine interior con un desfile constante de imágenes, convierten dicha transposición en un paso elegante desde una responsabilidad defensiva y de supervivencia a una fina interiorización de la energía de la luz. Es como poco curioso, que la dimetiltriptamina que se encuentra en la ayahuasca una conocida planta alucinógena, según muchos investigadores esté presente en el cuerpo humano y concretamente en la pineal. La ingesta de dicha planta produce impactantes imágenes en definitiva un cine interior denso rico e intenso; la estructura de la dimetiltriptamina es muy parecida a la de las hormonas melatonina y serotonina gobernadas por la glándula pineal precisamente. El Dr. Jeremy Narby Narby postula que las visones conscientes en ciertos ritos de iniciación serían emisiones coherentes de biofotones del ADN, producidas cuando las plantas que utilizan y que contienen DMT, dimetiltriptamina, activan algunos receptores específicos en cerebro.
Serían pues los biofotones estructurados coherentemente los que podrían transmitir imágenes que guiarían a iniciados en sus procesos de crecimiento y de sanación. Sea como fuere la DMT se encuentra en la glándula epífisis y esta tiene una relación vital con la luz, esa luz que llevamos desde los ojos al interior de nuestro cerebro en la nueva neuropedagogía de luz para activar la pineal. Al respecto la consciencia onírica está estrechamente relacionada con la epífisis pues cuando los niveles de melatonina son más elevados es alrededor de las 3 a.m. precisamente cuando es más probable que soñemos; sabemos que la ingesta masiva de melatonina tiene unos efectos moderados es pues muy posible que la producción de melatonina se acompañe también con la secreción de la DMT por parte de la pineal.
La transposición es realmente fina y denota una cierta vuelta a los estados primarios cuando la epífisis, el ojo interior, sufre algún daño o desaparece, es como si la supervivencia de la especie tomara las riendas en detrimento del individuo, de la introspección, así en los experimentos en los que se priva de la glándula pineal ya sean a ratas o a pollos ambos crecen de forma incontenible, los pollos por ejemplo alcanzan mucho más rápidamente el estadio de gallos o de gallinas. Sucede los mismo con los niños con disfunciones de la glándula pineal, llegan antes a la pubertad, y en el proceso sus órganos sexuales se desarrollan rápidamente. B. Sergueiev en su libro Fisiología Recreativa describe que el proceso es inverso cuando se administran sustancias creadas a base de glándula pineal, se retrasa la pubertad, y en animales se restringe la procreación. Parece pues que cuando el árbitro de la luz está dañado o no está, se produce una proyección hacia fuera y cuando se le potencia se inhibe el impulso más básico el de la perpetuación de la especie.
Cuando hay daño en el ojo reconvertido del interior de nuestro cerebro lo exterior prevalece cuando en circunstancias normales se modula lo exterior con lo interior, y cuando se provocan una estimulación mediante preparados a base de la glándula pineal se produce una involución, un recogimiento, parecería perder peso el vector más importante de la especie, la perpetuación. Podríamos inferir que del mismo modo que la glándula pineal regula los ritmos internos según la luz externa, su estado regula una proyección hacia el exterior físico o bien hacia la inhibición de lo ajeno al individuo. Todo ello tras un proceso evolutivo en el que la glándula pineal pasa del control exterior al control interior de la luz.
¿Cuál es la función de la glándula pineal en la neuropedagogía?
La nueva neuropedagogía debe enmarcarse en un espacio holístico, es decir, de totalidad, no tiene sentido segmentar el aprendizaje y con ello al individuo, en áreas aisladas y más cuando este está relacionado con su entorno de un modo total y absolutamente permeable. Así la nueva neuropedagogía debe ser un concepto integral y creativo que sobrepase el mero marco cognitivo y abrace el emocional y el sutil.
La glándula pineal es un pequeño microcosmos de nuestro organismo y sabemos que es capital en los ritmos de vigilia y sueño y además en las experiencias de expansión de la consciencia. Es pues fundamental si queremos acceder a una neuroeducación integral, que el alumno esté con una actividad cognitiva sobredimensionada y a la vez en disposición de una conexión sutil que lo vincule fuera del área de confort del ego. Cómo activar la glándula pineal es pues el eje de la nueva pedagogía y lo hacemos con luz, no es casualidad que se la denomine glándula pineal tercer ojo.
¿Tiene relación la glándula pineal calcificada con el declive del individuo y por lo tanto con sus capacidades cognitivas?
El Doctor Lefebure descubrió que si se utiliza la estimulación cerebral mediante fosfenos aunque sea de forma inconsciente, por ejemplo, mirando regularmente el reflejo del sol en el mar, las capacidades intuitivas y ciertas características especiales de conexión sutil permanecen de por vida; justo a los 17 años empieza la calcificación parcial de la glándula pineal, es decir, a partir de entonces ciertas capacidades intuitivas y creativas habría que entrenarlas con fosfenos de forma regular para que permanecieran.
¿Cómo estimular la glándula pineal es una moda actual o ha sido una constante histórica?
En yoga, se describe el nadí principal como un canal central por el que circularía la energía del individuo, saldría de la zona inferior del tronco hasta el cráneo donde se abriría y se enfocaría hacia un punto entre los dos ojos. De hecho está descripción recrearía el proceso evolutivo de la glándula pineal como un tercer ojo, glándula pituitaria tercer ojo, pineal, podemos llamarla de diversos modos, pero tanto en yoga como en todas las tradiciones que no entienden al hombre como una suma de poleas sincronizadas, si no que lo ven como un ser conectado con la consciencia, el punto entre los ojos es fundamental y es precisamente, el origen evolutivo de la glándula pineal.